Los isquiotibiales están compuestos por tres músculos:
Sus funciones principales son la flexión de rodilla y la extensión de cadera
Las roturas musculares de isquiotibiales son comunes en deportes que implican esprintar, chutar, y movimientos de alta velocidad. La forma más típica es de forma indirecta, es decir, sin un traumatismo o sin un contacto directo. Puede darse de dos maneras.
Los factores que pueden llevar a que ocurra esta lesión son la fatiga neuromuscular, haber sufrido una lesión previa, poca flexibilidad y debilidad de la musculatura isquiotibial, poco control de pelvis y tronco y elevada tensión neural.
Un plan de readaptación individualizado y progresivo es fundamental para una buena recuperación y evitar re-rupturas. Este plan debe incluir ejercicios terapéuticos, así como ejercicios que se asemejen al deporte practicado y a los movimientos que puedan causar esta lesión.
El control de la pelvis afecta a la carga que soportan los isquiotibiales durante movimientos de alto estrés como sprintar. Por lo tanto, incluir ejercicios de estabilización de pelvis y tronco será fundamental.
Se recomienda que todos los ejercicios se realicen cerca del límite libre de dolor, ya que la carga del tejido de cicatrización más allá de su límite elástico podría provocar aumento de dolor.
Para progresar de una fase a otra debemos ir monitarizando diferentes parámetros:
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